Tortuga del Oeste de Isla Santa Cruz

 

Para el caminante, el circuito de tortugas gigantes Chelonoidis porteri, nace y arriba a su fin en el parque central de la apacible villa de Santa Rosa. Seguir el camino de campo flanqueado por las fincas de la zona agrícola de Isla Santa Cruz, hasta dar con la Reserva de Tortugas Gigantes “El Chato”, es delicioso entremés de paisajes festonados sobre la marcha con la sucesión parsimoniosa de especímenes de Chelonoidis Porteri (la tortuga del Chato o tortuga del oeste, a partir de 2015 dejó oficialmente de ser la única especie de galápago endémica en Isla Santa Cruz, dado el redescubrimiento de la tortuga de Cerro Fatal que, al cabo de una década de investigaciones y estudios genéticos, se constató científicamente que se trataba de una diferente especie sobreviviente en el noroeste de la isla y que fue bautizada como Chelonoidis donfaustoi o Tortuga Gigante de Don Fausto haciendo honor al guarda parques Fausto Llerena, quien dedicó buena parte de su vida a la preservación de los quelonios insignia de las Islas Galápagos).  A la fecha, las tortugas del Chato y los finqueros conviven en procura de un balance ecológico interespecies, imprescindible para que la frágil biodiversidad endémica de excepción de la isla no sucumba ante las plagas invasivas inherentes al fenómeno humano.

El camino rural desciende desde Santa Rosa a la reserva de tortugas gigantes, viene bordeado por cercos vegetales y alambrados que parcelan a las tierras agrícolas y ganaderas. Dentro de las fincas también pastan las tortugas gigantes junto al ganado vacuno. Se avistan tortugas que al pie de ralos árboles de naranjos y guayabos se sirven de su sombra y aprovechan devorando los frutos maduros caídos (el gran macho de la foto le echa pico a una penca acogiéndose al mínimo esfuerzo. Es época de apareamiento, aquí una pareja en la bifurcación de caminos, tomando ya la senda que conduce al portal de la reserva de tortugas gigantes. Perspectiva del camino fronterizo entre la Reserva El Chato y las fincas. Tortuga juvenil hundida en el goce del pasto húmedo. Tortuga juvenil escarbando en la tierra y alimentándose de brotes de plantas al lado de un palo seco. Apareamiento de tortugas en la espesura del bosque de Scalesia pedunculata; no es fácil el cruce para la especie debido a su morfología, volumen y peso.